sábado, 27 de julio de 2013


Memorias de un jubilado – 09

La fuente que se rompió

–Javier, se me rompió la fuente–
–Mañana vamos a la “Bahía” y compramos otra, ahora déjame dormir que falta poco para que suene el despertador–
El despertador sonó a las 6h30, y debí levantarme enseguida para llevar a mis hijas, Jimena y Marcela, al Principito. Cuando regresé, Nelly me esperaba lista con la maleta para que la lleve a la clínica, iba a nacer Sole, era el miércoles 5 de septiembre de 1990. La lamentable situación en que me encontraba por el exceso de alcohol en mi sangre, me impidió entender, de manera oportuna, a qué fuente se refería Nelly y contesté de la manera más banal que podía. Años después me confesó que había pensado irse sola en un taxi a la clínica, antes de que yo regrese, –tal era la rabia que tenía, por mi prolongada farra sin considerar su delicado estado– para desquitarse causándome una preocupación, ella me imaginaba buscándola por toda la casa y aumentando progresivamente mi chuchaqui.

La noche anterior celebraba su cumpleaños mi primo Claudio y no podía faltar a su fiesta, pero Nelly se había excusado, pues había cumplido ya las semanas del embarazo y podía dar a luz en cualquier momento, con un poco de desgano me dijo:
–Anda vos, y vuelve temprano–
Le dije enseguida que sí, sabiendo que no iba a cumplir.
Esa noche nos reencontramos algunos amigos de la juventud, y resultaba comprensible que nos excediéramos en el consumo del whisky, como antes, como cuando éramos “Indomables”, como cuando éramos libres cual hoja seca que arrastra el viento en su balada de otoño. Me quedé hasta el final de la reunión, – ¡Saludemos gozosos la aurora que anuncia libertad…! – y con unas cuantas copas de más, me retiré a mi casa alrededor de las tres de la mañana. El chuchaqui hubiese sido normal, pero la circunstancia de tener que ir a la clínica, con Nelly en trabajo de parto natural, lo incrementó a la enésima potencia.
La clínica estaba cerca, en la misma vía al puerto en donde vivíamos en esa época, era la clínica del Dr. Segundo Córdova, amigo pero no pariente, enseguida atendieron a Nelly y la prepararon para el trabajo que se venía. Desde que ingresamos y hablamos con el doctor, mi mente estaba concentrada básicamente en  buscar un lugar en dónde descansar la mala noche, pero no iba a ser tan fácil, de alguna manera tenía que pagar mis excesos.
Por una extraña razón la noticia se extendió rápido por Machala, lamentablemente, antes de mi recuperación, y cuando aún me encontraba buscando el lugar adecuado para dormir, llegaron familiares y amigas, a quienes debía atender, tratando de poner buena cara, aunque eso sea difícil, especialmente en esos momentos. Las contracciones iban en aumento, quizá al mismo ritmo que aumentaban mis latidos cardiacos y mi presión arterial, y en un momento de descuido de familiares y amigas, –y especialmente de las enfermeras– ingresé a un quirófano desocupado, y me acomodé plácidamente, calculando que, hasta que Nelly dé a luz, yo estaría recuperado.
Craso error, cuando estaba cerrando los ojos, empecé a escuchar una frase entonada por mis amigas, Saharita, Paty, Priscilla, Janeth, que no he podido sacar de la memoria, dada la intensidad con que se repetía, la buena voluntad con que se la decía, y el deterioro paulatino de mi condición:
– ¡Puja, Nelly, puja! –
– ¡Puja, Nelly, puja! –
Nunca supe si a Nelly le afectó de alguna manera en su trabajo para el parto natural, o si tal vez los dolores opacaban la barra que le hacían las amigas, pero si estoy seguro, que a mí me afectó profundamente pues no me permitió recuperarme, y por el contrario incrementó mis malestares, era un sumatorio de factores negativos: las preocupaciones por el parto, más los malestares por el exceso de la bebida, y más la barra repetitiva que a viva voz decían las amigas. Recuerdo que decidí levantarme del quirófano, diciendo:
– ¡Nunca más vuelvo a tomar! –
Todas mis dolencias continuaron hasta el momento en que me avisaron que había nacido Sole, que ambas –Nelly y Sole– estaban bien, y en el instante mismo, en que pude tenerla entre mis brazos todos los malestares desaparecieron. –“Se había terminado la culpa, había funcionado la magia”–
Confieso que en ese momento pensé que sería apropiado abrir una botella de whisky para celebrar como Dios manda, pero no había tenido tiempo ni fuerzas para encargarme de eso, antes de ir a la clínica, y quedó el asunto para otra ocasión. Mi padre había ido a la escuela a retirar a Jimena y a Marcela para llevarlas a la clínica, y allí, en ese lugar, en algún sector de la vía a Puerto Bolívar en esa época todavía con el olor del lodo y el manglar, pude ver mi existencia completa, con mi esposa, mis tres hijas, mis familiares y mis amigos, y pensé que El Señor me favorecía, incluso había desaparecido mi chuchaqui.

Diez años atrás, el 8 de enero de 1980, había nacido Jimena, vivíamos en casa de mi suegro, el Dr. Wilches, hasta construir nuestra primera casa en la vía al puerto, habíamos regresado de Guayaquil en 1979, con el título bajo el brazo, y con un contrato en Autoridad Portuaria como Supervisor en la construcción del Muelle Marginal. Junto a la casa de mi suegro estaba la Clínica Wilches, con una puerta interior que las comunicaba. Había decidido acompañar a Nelly en su primer parto, sosteniendo sus manos con mis manos y resistiendo con fuerza las uñas que me clavaba mientras me gritaba, –seguramente pensaba, y con razón, que yo era el causante de sus males–  hasta que el Dr. Wilches anunció que ya iba a salir, creo que la expresión que utilizo fue –está coronando– y antes de causar problemas en la sala, pues sentía debilidad en las piernas y una angustia en el corazón, en un descuido de Nelly solté sus manos, tomé el corredor de la clínica, crucé la puerta, y me abandoné en la sala de la casa hasta que me avisaron que podía ir a verlas.   – La impresión era muy fuerte para un espíritu tan débil –

La presión que significó para mi suegro traer al mundo a su primera nieta le provocó un malestar en todo el cuerpo, durante tres días casi no podía caminar por los dolores en las piernas, de manera que, dos años después, cuando iba a nacer Marcela, el 27 de abril de 1982, la familia le recomendó buscar a un amigo para que intervenga en el parto. Y así se hizo, con un pequeño inconveniente que no fue considerado, que se eligió al Dr. Vinicio Díaz, íntimo amigo de mi suegro, y ambos, conversadores por excelencia y contadores de cachos, de tal manera que, intentando yo, otra vez, acompañar a Nelly durante todo el parto, no pude resistir que, mientras Nelly gritaba y me clavaba las uñas en mis manos, –quizás, nuevamente con el sentimiento de desquitarse por considerarme culpable de tenerla en esa situación– los dos doctores estaban muertos de risa contando cacho tras cacho, que a mí no me hacían ninguna gracia, y estoy seguro que a Nelly tampoco, razón por la cual tuve que retirarme nuevamente, pues no había forma de cambiar la situación, no me atrevía a decirles, aunque quería, –Doctores, por favor, concéntrense en su trabajo– o tal vez decirles – cómo pueden estar contando cachos en una situación como ésta?–

Tres partos con suerte, cada uno con un recuerdo, tres hijas magníficas que me dio el Señor, como para enfrentar la vida hasta el final junto a Nelly, con estas memorias de una vida plena.

 Hoy en la tarde, mientras escribía este blog, llamé a mis amigas para comprobar mi memoria del grito – ¡Puja Nelly, puja! – pero no fue posible, ni Saharita ni Paty lo recuerdan, me dijeron que no se acordaban ni de lo que habían hecho ayer –Qué memoria, Dios mío, candidatas al alemán–. Pero Nelly si lo recuerda y yo lo tengo clavado en mi memoria, de manera que lo doy por un hecho cierto.

"La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla"

Gabriel García Márquez

lunes, 22 de julio de 2013


Memorias de un jubilado – 08

La huelga de la Católica

Eran las tres de la mañana del jueves 29 de junio de 1972, cuando decidí retirarme de la reunión en la planta baja de la Universidad Católica, para descansar un rato en el sitio que me habían asignado, la Secretaría General, se debían custodiar todos los documentos de la Universidad, nadie podía tocar nada, la consigna era entregar las instalaciones exactamente como las habíamos encontrado, me acomodé en uno de los escritorios, pero era imposible dormir, se temía un desalojo en cualquier momento, los dirigentes estudiantiles comandados por Carlos Gutiérrez Villamar conocían que el Arzobispo de Guayaquil Monseñor Bernardino Echeverría, podía solicitar la intervención de la policía en cualquier momento, para liberar los predios universitarios que habían sido tomados por los estudiantes  y se especulaba que la mejor hora para hacerlo, era antes de que amanezca.
El ambiente era pesado, lo que estaba sucediendo resultaba inexplicable considerando los antecedentes universitarios. Paros y huelgas en la Estatal, o en la Central de Quito, eran comunes en esa época, a nadie llamaba la atención, pero en la Católica de Guayaquil, resultaba algo extraordinario, esa noche no pasó nada, ni tampoco en las siguientes noches. En la mañana me fui a Urdesa,  necesitaba un baño de agua fría, vivía como pensionista en la casa de la Sra. Julia, en Bálsamos y la Quinta, enseguida me avisaron:
–Javier, tienes que llamar a Machala enseguida, tus padres quieren hablar contigo–
Sabía que no sería nada bueno, dadas las circunstancias, y me comuniqué con un cierto temor.
Mi padre me dijo –Javier, es cierto que estás metido en esa huelga de la Universidad? –
–Si Papi, los pedidos de los estudiantes son justos y considero que se pueden conseguir, ya es hora de que la Universidad cambie–
–Te vienes a Machala inmediatamente, si no estás estudiando, te vienes a trabajar–
El espíritu revolucionario se fue a los suelos en ese instante, toda la influencia del Movimiento de París de mayo de 1968, de la Primavera de Praga, de la marcha sobre Washington, del Festival de Woodstock y el Movimiento hippie protestando contra la guerra de Vietnam, se terminaron, tenía que obedecer a mi Padre, y cambié las consignas estudiantiles  por el trabajo como ayudante en la construcción de un muro de hormigón ciclópeo en el malecón de Puerto Bolívar, junto a Autoridad Portuaria.
 –El fuerte olor del lodo en la baja marea con el sol inclemente del mediodía, sustituyó al sutil aroma de la revolución estudiantil–

Habíamos iniciado el Quinto Curso en el San José-La Salle y empezaron a llegar noticias de la vieja Europa de un movimiento estudiantil en París de 1968, en la Universidad de Nanterre, habían sido apresados ocho estudiantes, entre ellos “Dany el Rojo”, sus proclamas de disconformidad y rebeldía contra la sociedad de consumo, prendieron una llama inesperada. El 3 de mayo de 1968 debían ser juzgados por el comité universitario de disciplina, pero ese día los estudiantes se reunieron en la Plaza de la Sorbona y cambió la historia, los enfrentamientos con la policía fueron inmediatos, las organizaciones obreras se movilizaron, una huelga general fue acogida por nueve millones de trabajadores, y en una semana se paralizó totalmente el transporte público, los aeropuertos, la industria y el comercio. El presidente Charles De Gaulle no pudo manejar la situación y, –a pesar de que, nunca se llegó a plantear la toma del poder, ni una insurrección abierta contra el estado– se vio obligado a convocar a elecciones para 40 días después.
Durante dos meses, mayo y junio de 1968, cambió Francia y el movimiento se extendió por todo el mundo, y allí, en las calles de París, en las paredes, quedaron pintadas las frases que inspiraron este movimiento:
–“La barricada cierra la calle pero abre el camino” –
–“Sean realistas pidan lo imposible” –
–“Prohibido prohibir” –
–“Bajo la civilización, la playa” – al sacar los adoquines de las calles para hacer barricadas y encontrar una gruesa capa de arena.

En ese entonces  Jim Morrison (The Doors) cantaba con furia irreverente –“We want the world and we want it now” –  (“Queremos el mundo y lo queremos ahora”), en la famosa  “When the music’s  over” –que sigo escuchando en la actualidad, cuando pongo en mi carro el CD de rock clásico en mp3–. Fue encontrado muerto en la bañera de su departamento en el barrio Le Marais, París, en donde se había radicado ante el riesgo de ser condenado a prisión por los incidentes del concierto en Miami, abandonando la música para dedicarse solamente a la poesía. Era julio de 1971 y tenía sólo 27 años cuando murió, fue una víctima de las drogas. Para un universitario seguidor de la música de The Doors, resultó impactante la noticia.

Cerca de allí, el pueblo checo intentaba modificar los aspectos totalitarios que el régimen soviético imponía en sus países satélites, buscando un “socialismo con rostro humano” que permita la existencia de partidos políticos, que promueva la libertad de prensa, la libertad de expresión. El mismo jefe de gobierno Alexander Dubcek empezó las reformas, sin preguntar a los soviéticos, un proceso que fue conocido en el mundo entero como la “Primavera de Praga”.  En agosto de 1968 la URSS y las tropas del Pacto de Varsovia, respondieron a esta iniciativa, invadiendo Checoslovaquia, 500.000 soldados, 2.300 tanques y 700 aviones, aplicaron la Doctrina Brézhnev que permitía el uso de la fuerza militar en sus estados satélites.
 –El otoño llegó... la Primavera fue sepultada–
Las tropas, en número de 180.000 soldados, se quedaron hasta la disolución del imperio soviético y del Pacto de Varsovia. Años más tarde, en la década de los 80’, con Mijaíl Gorbachov en el poder, la “Doctrina Brézhnev” fue reemplaza por la “Doctrina Sinatra”  –cada país podría hacerlo a su manera, como en la canción de Sinatra “My Way”–
I have a dream” pronunció Martin Luther King Jr., en su histórico discurso ante más de 200.000 personas, frente al Monumento a Lincoln, en Washington DC, defendiendo la armonía racial, en agosto de 1963, ayudando a la aprobación de la Ley de los derechos Civiles en 1964, y a la Ley del Derecho al voto, en 1965, y participando como activista en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1964, y el 4 de abril de 1968 fue asesinado.
El 27 de enero de 1973 se firmaron los Acuerdos de Paz en París, suponían el alto al fuego, la retirada de los estadounidenses en 60 días, a cambio, la celebración de elecciones en el Sur y el intercambio de prisioneros. Estos acuerdos suponían para Estados Unidos un respiro por la gran tensión que se vivía en el país, ante el fracaso de la Guerra de Vietnam, pero la guerra continuó para los vietnamitas hasta 1975.

El Festival de Woodstock de agosto de 1969 se convirtió en el ícono de una generación de estadounidenses hastiada de las guerras y que propagaba la paz y el amor como forma de vida, gran parte de los asistentes eran hippies que estaban en contra de la guerra de Vietnam.  Jimi Hendrix tocó el himno de los Estados Unidos solamente con su guitarra eléctrica, hecho inédito en la historia de ese país, como protesta por los comportamientos bélicos del gobierno. Un año después, el 18 de septiembre de 1970, Jimi Hendrix, murió en Londres, tenía solamente 27 años, y fue otra víctima de las drogas. Y fue otra noticia impactante, sólo nos quedaban sus discos.
Al análisis de estos antecedentes, resulta comprensible que los estudiantes de la Universidad Católica, a mediados de 1970, –justo el año en que ingresé a la Universidad– obtuvieran un consenso con las autoridades para la conformación de un organismo estudiantil de cogobierno, y luego de obtener la aprobación del Estatuto de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, el 4 de diciembre de 1970 se realizaran las primeras elecciones, y el 11 de diciembre la posesión de los dirigentes ante las autoridades.
El primer Presidente de la Federación fue Nicolás Issa Obando, 1970-1971, y luego, Carlos Gutiérrez Villamar, a quien le correspondió liderar  la huelga de 1972, que tuvo como puntos básicos, los siguientes:
1.- Terminar con la potestad de la iglesia o sus representantes, para nombrar al Rector de la Universidad. 2.- Terminar con la segregación en los nombramientos de profesores, por su ideología política o por su práctica religiosa. 3.- Terminar con la organización administrativa de la Universidad, permitiendo que los representantes estudiantiles integren los Consejos Directivos de las Facultades y el Consejo Universitario.
No fue fácil pero se consiguió todo (“Sean realistas pidan lo imposible” París de 1968),  después de cinco meses de huelga, y gracias al espíritu idealista de los estudiantes y a su decisión de no claudicar, y la Universidad Católica de Guayaquil cambió para siempre, y nunca más se ha repetido una acción de huelga como la que se vivió en 1972.

Hace pocos días volví a la Universidad Católica y entré a la Secretaría General –ya no era la misma del 72’– solicité información sobre la huelga y expliqué que pensaba escribir en mi blog “Memorias de un jubilado” sobre este hecho que cambió definitivamente a la Universidad Católica, nadie me pudo dar información, no hay nada escrito me dijeron, –o aún es material clasificado pese a que han pasado más de 40 años– y lo único que obtuve fue que el Secretario General de la Universidad, Ab. Guillermo Villacrés, me reciba. Fue cordial la conversación pero imprecisa en cuanto a los motivos y resultados de la huelga, le comenté que había estado involucrado hasta que debí seguir otro camino en Puerto Bolívar, en el trabajo que me consiguió mi padre en la construcción del muro de hormigón ciclópeo. Él me dijo:
Me hubiera gustado felicitar a su Padre
Con quien si pude obtener información que confirme mis recuerdos, fue con Carlos Gutiérrez Villamar, el Presidente de la Federación de Estudiantes de la Católica en esa época, no nos conocemos, pero recordamos el idealismo revolucionario de los universitarios, y pudimos evocar los logros obtenidos por los estudiantes.
En la página web de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Guayaquil se encuentra la publicidad sobre la carrera 5K “Dog running” (corre con tu perro) o sobre el casting para elegir a la chica Cosmo 2013. En otras páginas se encuentran datos sobre la Novatada 2013, incluyendo videos sobre perreo, camisetas mojadas con cerveza y senos al descubierto,  pero lamentablemente no he podido encontrar datos sobre la huelga de 1972 que cambió la historia de la Católica, pero que, en los actuales momentos, parecería que nunca sucedió.

Cuando llegué a Machala, los primeros días de julio de 1972, sentía una extraña sensación por abandonar una causa que en ese tiempo se consideró justa, y que desde luego afectó, a las autoridades de la iglesia que conformaban el Cuerpo Gubernativo de la Universidad, pero el trabajo aplacó al sentimiento, pues se trataba de una práctica para mi carrera que debía aprovechar, y el hecho de volver a mi casa, con mi familia, y a la calle con mis amigos, mitigó cualquier espíritu revolucionario que hubiera podido existir.
El movimiento de París de 1968, la Primavera de Praga, el movimiento hippie contra la guerra de Vietnam, ejercieron una poderosa influencia en los jóvenes de esa época, las imágenes cinematográficas de cada uno de estos acontecimientos perduran en el tiempo, y me entusiasman cada vez que las veo, pero la practicidad de lo cuotidiano se impone en los diferentes aspectos de la vida, y por eso volví a la universidad cuando terminó la huelga para seguir con mi carrera de Ingeniería Civil y para seguir con mi vida, dejando algunos idealismos revolucionarios a un costado del camino, retirando de la pared de mi cuarto el poster del Che Guevara, para tirarlo al tacho de la basura antes de volver a Guayaquil, y dejando solamente el poster de Jane Fonda desnuda, sentada en una playa solitaria esperando mi regreso.

*Algunos datos han sido confirmados con Wikipedia y con el libro “50 historias” de Jorge Ortiz.

jueves, 11 de julio de 2013


Memorias de un jubilado - 07

La maldición de la gitana

Cuando me di cuenta que su mano recorría suavemente mi cadera, sin que las personas que estaban a nuestro alrededor se dieran cuenta, sentí una extraña sensación y reaccioné con violencia, rápidamente le apreté la mano justo cuando llegaba a mi billetera que la había guardado en el bolsillo delantero derecho del pantalón, gritándole al mismo tiempo
– ¡Ladrona, qué querés!–  
Todo el grupo que nos acompañaba, argentinos, uruguayos, paraguayos, se dieron cuenta de lo que pasaba y gritaban a coro – ¡Ladrona, ladrona, ladrona!–,  una multitud nos rodeaba, yo no le soltaba la mano dentro de mi bolsillo, y seguí increpándola
– ¿Qué querés mis tarjetas de crédito, mis dólares, o buscás mi pasaporte? – Así, con acento argentino, inexplicablemente.
Lucho me dijo después –Javier, ¿qué te pasó que hablabas como argentino? –
–Y, qué se yo! En pleno shock por el intento de robo, se me pegó la forma de hablar de los compañeros de viaje argentinos
Ella no decía nada. Era una mujer bajita, flaca, muy flaca, que aparentaba ser una anciana para pedir caridad, y así arrimarse a cualquier turista, para meterle la mano al bolsillo, pero sólo aparentaba vejez, era una joven gitana más fea que el susto, y se cubría la cabeza con un largo manto de color indefinido, se moría de rabia al ver que no la soltaba y que todos los turistas frente a la Basílica de la Sagrada Familia, la identificaban como una ladrona y se lo gritaban a la cara.

El viaje se había planificado un año antes, el grupo lo conformaban Panchito y Saharita, Lucho, Loly y Jimena, y nosotros Javier y Nelly, cuando empezamos el recorrido en París el miércoles 6 de mayo del 2009, los guías españoles nos advirtieron del riesgo de las gitanas en los sitios en donde mayor era la concentración de turistas, y en cada ciudad nos repetían la advertencia, las habíamos visto en París, en Viena, y en Florencia por todas partes, de manera que, esa mañana del sábado 23 de mayo del 2009 encontrarla frente a la Basílica de la Sagrada Familia, no fue ninguna novedad.
La había visto venir, a unos treinta metros, llevaba un cartel en la mano, un pedazo de cartón con una anotación pidiendo una caridad, y una imagen deplorable, ella iba a la caza de alguna presa, cual ave de rapiña sobrevolando a un moribundo, sus movimientos eran calculados, se deslizaba entre la gente lentamente, para ocultar su intención, pero, advertido como estaba, decidí jugar su  juego, “Halcón que se atreve con garza guerrera, peligros espera”, fingía que no la había visto, mientras se escuchaban las palabras del guía, y los turistas tomaban fotografías de la Basílica de Gaudí –siempre inconclusa, siempre con obras nuevas–, nunca la miré de frente, sólo de reojo, cuando ella pasó a mi lado, inmediatamente dio media vuelta y se me arrimó mostrándome el cartelito, y con voz lastimera me pedía ayuda para comer. Me había elegido, debí parecerle el más tonto de todos, y se confió, allí empezaba la batalla.
Inmediatamente después de agarrarle la mano, recuerdo haberle preguntado
–Por qué me elegiste a mí, por qué pensás que soy el más cojudo? –
–Mirá, acá está Panchito– Panchito me miró sorprendido y molesto.
–O Lucho, o cualquiera de estos argentinos boludos–
Ella me clavo la mirada en los ojos, una mirada llena de furia, y gritándome con odio me lanzó una maldición gitana
Te blestem, nu va merge acasă, o boala cumplita ai anihila
(Yo te maldigo, no vas a regresar a tu casa, una terrible enfermedad te aniquilará)
Me asusté y le solté la mano, ya no se oía ningún grito, el silencio era sepulcral, todos se daban cuenta de la gravedad de una maldición gitana, en segundos desapareció de la escena, y el recorrido turístico pudo continuar hasta el almuerzo en Puerto Olímpico, en donde nos reímos del incidente al calor de las jarras del buen vino de la casa y los mariscos que nos servían bandeja tras bandeja y el vino, jarra tras jarra.

–Señor Usted no puede pasar, Usted está caliente– me dijo una Doctora del Ministerio de Salud que hacía el control del virus en el aeropuerto de Guayaquil.
–Siempre Doctora,  pregúntele a mi esposa que está aquí a mi lado
Señor, esto no es broma, Usted está enfermo
–Doctora, llevo horas viajando, estoy cansado, tengo que viajar a Machala en carro pues se acabaron mis vacaciones y mañana temprano debo presentarme a mi trabajo
Fue inútil, me llevaron a un laboratorio que habían habilitado en el aeropuerto, y me tomaron muestras de la garganta, en todo el mundo existía la alarma por una nueva enfermedad que el 30 de abril de 2009  –es decir una semana antes de iniciar nuestro viaje– la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió denominarla gripe A  H1N1, más conocida como gripe porcina. El 11 de junio del 2009 la Organización Mundial de la Salud (OMS) la clasificó como de nivel de alerta seis; es decir, "pandemia en curso". El 10 de agosto de 2010 la OMS anunció el fin de la pandemia, 14 meses después y luego de haberle dado la vuelta al mundo. La pandemia tuvo una mortalidad baja, en contraste con su amplia distribución, dejando tras de sí unas 19.000 víctimas.

Había pescado la enfermedad en New York, después de ver las maravillas de la vieja Europa, pasamos una semana en New York viendo las imágenes publicitarias de Time Square –una pequeña pero gran diferencia– y aprendiendo a querer a la Gran Manzana, entre el teatro de Broadway y los diferentes niveles de Macy’s. En los últimos días empecé a sentirme mal, no tenía fuerzas, quería descansar a cada momento, tenía gripe, tos y dolor de cabeza. El miércoles 3 de junio tomamos un avión de American Airlines, de New York a Miami, a las 6h20, tuvimos que ir de madrugada al aeropuerto, no había desayunado, me tomé un café en Starbucks antes de subir al avión, que me irritó el estómago, me di cuenta que estaba mal cuando quise elevar mi maleta de mano para ponerla en el compartimento del avión, y no pude, Lucho que estaba cerca le dijo a Christian que me ayude a guardar la maleta.
Enseguida que despegó el avión hacia Miami, en mi asiento, sentí que caía en un pozo negro profundo, no vi ninguna luz al final del túnel y me di cuenta que no podía moverme, vi que Nelly, a mi lado, estaba resolviendo un Sudoku, y le grité con lo que creía eran mis últimas fuerzas
–NELLY, AYÚDAME! –
Pero cual mi sorpresa, Nelly seguía resolviendo su Sudoku, siempre me había sacado en cara que los resuelve todos y en menor tiempo, yo aceptaba su superioridad, pero ese Sudoku, lo odié.
–Dios mío, qué pasa, esto es una pesadilla!­ Fue lo último que recuerdo haber pensado –
Cuando me desperté estaban dos doctores examinándome, uno de ellos hablaba español y le preguntaba a mi esposa por la cicatriz que tengo en el pecho, si era producto de alguna operación al corazón. Sentía las manos dormidas, y comencé a hablar incoherencias hasta que el doctor me dijo que me calle, que debía descansar, una azafata trajo un tanque de oxígeno y me pusieron la mascarilla, no entendía que había pasado hasta que Nelly me explicó que me había desmayado, que no había existido ningún grito de mi parte, que no había existido ningún Sudoku, y que tenía que calmarme. Lucho, al darse cuenta que me había desmayado y que Nelly trataba de despertarme, había corrido por el pasillo del avión hasta encontrar una azafata para que solicite por los altoparlantes un médico.
Recordaba en ese momento a Mia Farrow en “Rosemary's Baby (La semilla del diablo)”, cuando todos los adoradores del diablo le pedían que descanse, que todo estaba bien, con la mascarilla de oxígeno en mi cara veía que todos los pasajeros me miraban, algunos parecían preocupados, otros molestos, el avión aún estaba volando en el espacio aéreo de Estados Unidos, y por tanto, si un pasajero falleciera, el avión debía regresar al aeropuerto de salida, más de uno debe haber pensado –resiste, hasta que salgamos al espacio aéreo internacional–
En el aeropuerto de Miami, una funcionaria acuciosa insistía en que debía internarme en un hospital, que el procedimiento era obligatorio, me habían proporcionado oxígeno en el vuelo New York-Miami por lo tanto debía ser internado, no podía continuar el viaje de Miami a Guayaquil. Argumenté que ya me sentía bien, que había sido un simple desmayo porque no había desayunado nada, y que lo único que necesitaba era ir hasta el restaurant del aeropuerto “La Carreta” para servirme unos frijoles negros con carne de cerdo. Accedieron a llamar a los paramédicos del aeropuerto, me examinaron, y me hicieron firmar una carta de responsabilidad para permitirme el viaje. Lo que omití contar era que el día anterior se me habían terminado las pastillas para controlar la presión, DIOVAN 80, y que el malestar de la gripe me consumía. En un carrito eléctrico me llevaron hasta la puerta del restaurant La Carreta. Y me recuperé.

Cuando estábamos en la fila, junto con un centenar de personas, para el control migratorio y de aduana, en el aeropuerto de Guayaquil, nos dimos cuenta que habían médicos tratando de controlar que el virus no ingrese al país,  Nelly me rogaba que no tosiera, y que me aguantara la gripe, pero no se pudo evitar, tenía todos los síntomas de la gripe A  H1N1.
En el laboratorio del aeropuerto, luego de tomar una muestra de mi garganta, me permitieron que viaje a Machala, con la condición de que no podría salir de mi casa hasta que se realicen todas las pruebas, y que funcionarios del Ministerio de Salud se comunicarían conmigo.
Al día siguiente, a media mañana, llegaron los funcionarios del Ministerio de Salud, todos con mascarillas, nos informaron que el resultado de las pruebas era positivo, tenía el virus, y declararon cuarentena en mi casa, nadie podía salir ni entrar, controlaban a toda la familia. En la primera noche llegó el Director de Salud de El Oro, no quería publicidad, la noticia la mantenía en secreto, pero debíamos colaborar, no podíamos salir en una semana por lo menos, tenían que monitorear temperatura, presión arterial, de todos los miembros de la familia, mañana, tarde y noche, para comprobar si alguien más presentaba los síntomas, y para comprobar si mi estado de salud se complicaba o las defensas de mi cuerpo neutralizaban el virus. Las famosas vacunas que fueron adquiridas en grandes cantidades, no fueron útiles en mi caso, ya habían transcurrido más de cuatro días desde el inicio de la enfermedad, y no podían darme ninguna medicina.
A los pocos días ya no tenía ningún síntoma de la famosa gripe, y los funcionarios del Ministerio de Salud me dieron de alta, terminando la cuarentena de mi familia, felizmente sólo era portador del virus, pero no lo había trasmitido a nadie, ni siquiera a mi esposa que durmió conmigo todo el tiempo, como siempre.

Ahora, después del tiempo transcurrido, puedo decir con alivio, que soy un sobreviviente del virus A H1N1, y además un sobreviviente de una maldición gitana. (Hasta ahora)

"La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla"
Gabriel García Márquez

lunes, 8 de julio de 2013

La culpa la tiene Irene Sáenz


Memorias de un jubilado - 06

La culpa la tiene Irene Sáenz

Cuando la familia de Irene Sáenz aceptó que participe en el Concurso de belleza Miss Venezuela representando al Estado de Miranda, pusieron la condición de que solamente se presentaría en traje de baño el día de la presentación a la prensa y la noche del concurso, jueves 7 de mayode 1981. Esto despertó la curiosidad de toda Venezuela. Se hacían apuestas sobre cuál sería el defecto de Miss Miranda, tal vez una cicatriz, tal vez una operación mal realizada, tal vez celulitis. Y el día de la presentación a la prensa, en cuanto la anunciaron, los fotógrafos como locos, corrieron a buscarle el defecto. Y ella, perfecta, serena y perfecta. No se lo podían creer, bellísima como era, y tenía un cuerpo perfecto. Fue portada de todas las revistas. No se hubiera podido encontrar mejor promoción, compitieron 19 aspirantes, Irene Sáenz tuvo un cómodo triunfo.
En el Teatro Minskoff de Nueva York, el lunes 20 de juliode 1981, otro triunfo y otro reconocimiento a su belleza, se convirtió en la segunda venezolana en obtener el título de Miss Universo.
En cuanto terminó su reinado empezó sus estudios en la Universidad Central de Caracas, en Ciencias Políticas (Estudios Políticos y Administrativos) y más tarde en 1993 fue electa primera Alcaldesa del Municipio de Chacao, Caracas y reelecta hasta 1998. El municipio de Chacao es el más rico de Caracas, zona residencial, exclusivísimo Country club, 200.000 habitantes y no más de 12 kilómetros cuadrados. Sus detractores dicen que su labor fue excesivamente publicitada tomando en cuenta que el municipio es pequeño, con personas con un nivel económico alto, y con altos ingresos fiscales, baja densidad poblacional, y pocos problemas municipales complejos.

 Antes de esto, en 1992, Hugo Chávez Frías, junto con otros militares del Movimiento Bolivariano Revolucionario MBR-200, intentó un golpe de Estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, el que fracasó y por el cual fue encarcelado durante dos años, hasta ser indultado más tarde por el entonces presidente Rafael Caldera. Pero ya la pasión política de este joven militar se había encendido. Chávez se postuló a los comicios presidenciales de 1998 con el apoyo del Movimiento Quinta República (MVR), y tras obtener la victoria se convirtió en el 47º Presidente de Venezuela, con lo que buscaba consolidar la llamada Revolución Bolivariana basada en su proyecto Socialismo del Siglo XXI.

En esa elección Chávez se topó con Irene Sáenz, quien había fundado su propio partido, llamado IRENE (Integración y Renovación Nueva Esperanza), luego de terminar su administración municipal en Chacao. ¿Por qué el nombre de IRENE? Por su ego, su gran ego. Ex Miss Venezuela, ex Miss Universo, ex Alcaldesa de Chacao, ¿Por qué no un partido IRENE que la lleve a la Presidencia?

 
Un periodista le preguntó  – ¿Usted se siente elegida por Dios? –
–"Sí eso creo. Mi caso es muy particular. Fui la primera sorprendida cuando me vi en las encuestas. Es la gente quien lo quiere en un movimiento espontáneo sin precedentes. Mantendré mi independencia y el que quiera que me apoye. Ya lo ha hecho Causa R y Copei está muy interesado... Mi idea es buscar un acuerdo nacional para este país"–

Durante la complicada y larga campaña presidencial recibió el apoyo del partido social-cristiano, COPEI, lo cual tuvo un efecto negativo en los votantes. Y cuatro días antes de las elecciones, el partido COPEI le retiró su apoyo al mismo tiempo y por las mismas razones que el partido Acción Democrática retiró a su candidato de la contienda, para apoyar a Henrique Salas Römer en un intento de prevenir, sin éxito, la victoria de Hugo Chávez.  Finalmente Irene Sáez apenas obtuvo el 2,82% de los votos y Hugo Chávez no ha parado de ganar:
1999-2001 Primer Periodo Presidencial, 1999 Referéndum Constituyente, 15 de diciembre de 1999 Segundo Referéndum Constitucional, 2001-2007 Segundo Periodo Presidencial, abril del 2002 restituido en el cargo dos días después de un fallido golpe de estado, 2007-2013 Tercer Periodo Presidencial, 2013 ganador de las elecciones para su Cuarto Periodo Presidencial.
Chávez impuso el Socialismo siglo XXI con un estilo propio, folclórico, irreverente, expresando su pensamiento en frases que provocaron burlas en el mundo entero:
–“Estados Unidos ha desarrollado una tecnología para inducir el cáncer,  juzgando insólito que cinco mandatarios o ex mandatarios latinoamericanos contrajeran esa enfermedad desde 2009”
–”La culpa del devastador terremoto que sacudió a Haití, dejando más de 200 mil muertos, fue de EE.UU. y sus pruebas militares en ese país”
–"Hay gente que se pone a cantar en el baño media hora. ¿Qué comunismo es ese?" criticó Chávez en 2009. "Yo lo he contado: tres minutos es más que suficiente; no quedo hediondo. Un minuto para mojarse, otro para enjabonarse y el tercero para enjuagarse; lo demás es un desperdicio".
– “El diablo estuvo aquí, huele a azufre”
– “You are a donkey, Mister Bush”
– “Váyanse al carajo yanquis de mierda, que aquí hay un pueblo digno”

 Y desde entonces se escucha este grito por los países de América: Alerta! Alerta! Alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina.
En la época de inscripción de candidatos a la Asamblea ecuatoriana  2009, caminaba por la calle Rocafuerte, cerca del Tribunal Electoral, cuando se escuchó un estruendo en el pavimento, que asombraba a todas las personas que por ahí cruzaban, miré hacia el Parque de los Héroes y comprendí que el ruido lo hacían los partidarios del Movimiento País, que avanzaban hacia el tribunal trotando y golpeando con fuerza los zapatos en la calle, y entonando a viva voz ese grito: “¡Alerta! Alerta!, Alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina!”  
Después de la sorpresa sentí temor, y pensé –Estaremos caminando hacia un régimen que se imponga con el temor, como ha sucedido en otros países y en diferentes épocas? –
Chávez expandió su socialismo por América Latina en países como Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina. Y expandió también su estilo folclórico para decir cualquier cosa sin ningún temor.

En Bolivia hasta se escribió un libro titulado  “Evadas, 100 frases de Evo Morales para la historia”:
–"El pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres".
–"Algo interesante sobre la calvicie, y perdonen los hermanos europeos: la calvicie (...) es una enfermedad en Europa; casi todos son calvos, y esto es por los alimentos que comen, mientras que en los pueblos indígenas no hay calvos, porque no comemos esos alimentos. Pueden verme a mí por si acaso"
–"Nuestros abuelos lucharon históricamente contra todos los imperios: imperio inglés, imperio romano, contra todos los imperios, y ahora nos toca luchar contra el imperio norteamericano".
–"¿Saben que han dicho las mujeres en un evento en Cochabamba? Las compañeras en sus consignas dicen: Mujeres ardientes, Evo presidente. ¡Me han hecho asustar! Otra compañera dice: Mujeres calientes, Evo valiente. Otras mujeres, unas compañeras más agresivas o atrevidas, dicen: Mujeres aguantan, Evo no se cansa".
–"Por encima de lo jurídico, es lo político (...) cuando algún jurista me dice: Evo, te estás equivocando jurídicamente, eso que estás haciendo es ilegal, bueno, yo le meto, por más que sea ilegal. Después les digo a los abogados: si es ilegal, legalicen ustedes, ¿para qué han estudiado?"
–"Estar sometidos a las leyes es perjudicarnos. Aunque digan que es inconstitucional nuestros decretos, nuestros hechos, no importa (...) No hay que esperar las leyes, hay que seguir trabajando con decisiones políticas, y si nos demandan de inconstitucionalidad nuestros Decretos Supremos, será el pueblo quien juzgue".

En Argentina, Cristina y la Década Ganada. – ¿Ganada? Ganada la fortuna que no cabe en los sótanos camuflados como vinotecas–
–"Lo único que me acuerdo de Química es que la fórmula del agua es Hache-Dos-Cero"(a un grupo de científicos)
–"Me he vuelto experta en agricultura y ganadería"(poco antes de calificar como "yuyo" a la soja, el yuyo es una maleza y la soja en Argentina es nuestra Soya)
–“Fui una abogada exitosa, ahora soy una Presidenta exitosa” (justificando el enorme incremento de su fortuna)

En Ecuador, Ustedes conocen la historia y pueden juzgar.

El Comandante Chavez falleció en una fecha no determinada, y los venezolanos tuvieron que ir a otra elección, Maduro contra Capriles, una historia que no ha terminado, pero que tiene en el poder a Maduro, y por lo tanto, con todo el derecho a continuar con las frases folclóricas:
“De repente entró un pajarito, chiquitico, y me dio tres vueltas (…) Se paró en una viga de madera y empezó a silbar. Me lo quedé viendo y también le silbé. ‘Si tú silbas, yo silbo’ (…) me dio una vuelta y se fue y yo sentí el espíritu de él (Chávez). Lo sentí ahí como dándonos una bendición, diciéndonos: ‘Hoy arranca la batalla. Vayan a la victoria. Tienen nuestras bendiciones”
“A pocos días de la elección del nuevo Papa, Maduro manifestó: Nosotros sabemos que nuestro comandante ascendió hasta esas alturas, está frente a frente a Cristo. Alguna cosa influyó para que se convoque a un Papa sudamericano, alguna mano nueva llegó y Cristo le dijo: llegó la hora de América del Sur”
–“Yo soy el apóstol de Chávez”
–“Yo soy el hijo de Chávez”

Hasta dónde llegará el Socialismo Siglo XXI, nadie lo sabe, pero en lo que no hay ninguna duda es en su origen, la Presidencia ganada por Hugo Chávez el domingo 6 de diciembre de 1998,  con el 56,20%, a Henrique Salas Römer con el 39,97%, y a Irene Sáenz con el 2,82%. Tal vez otra fuera la historia si Irene se hubiese conformado con ser Miss Venezuela, Miss Universo, Alcaldesa de Chacao, si tan solo hubiese controlado su ego de considerarse elegida por Dios.
¡La culpa la tiene Irene Sáenz!

lunes, 1 de julio de 2013

Memorias de un jubilado 05 - El infierno en Salatí


Memorias de un jubilado - 05
El infierno en Salatí
La primera vez que falleció mi esposa Nelly, estábamos solos en la habitación de la Clínica de Traumatología, en la madrugada del miércoles 28 de noviembre del 2007, la habían pasado de cuidados intensivos a una habitación, se había quejado toda la noche de dolor en la cabeza, el médico de turno no lograba calmar el dolor, al comienzo le pedía que haga algo, después le exigía, y le rogaba que llame al Doctor Larriva, para que la atienda.
En la madrugada no paraba de quejarse y comenzó a gritar, sus gritos se oían en toda la clínica, me aseguraban que el doctor venía en camino, no sabía qué hacer, estaba sentado en una silla de la habitación con la frente entre mis manos, cuando de repente me di cuenta que algo extraño sucedía, ya no había gritos.
–Mami– dijo Nelly, mirando hacia su izquierda, con una sonrisa en los labios.
Me quedé espeluznado, su Mamá había fallecido muchos años antes, no podía asimilar lo que estaba viendo, el dolor y los gritos habían terminado, en su rostro había tranquilidad, y escuché unas palabras que al comienzo no entendía, pero que enseguida me hicieron comprender que se estaba yendo: “Las hilachas de tu manto, Señor, déjame tocarlas”.

Unos días antes, el jueves 22 de noviembre del 2007, debimos viajar a Salatí, con mi amigo Fernando Rosemberg, para una reunión con las autoridades y fuerzas vivas de esta parroquia.  – ¿y dónde queda Salatí? –, es la entrada al infierno de la “Divina Comedia” de Dante.  Es una parroquia rural del cantón Portovelo, con el que se conecta por medio de un camino veraniego, de sólo 14 kilómetros, denominada La Tira, que en camioneta particular lo recorrimos en 45 minutos aproximadamente, y que ni siquiera consta esta vía en el mapa, un verdadero camino de herradura que en invierno es intransitable. Pero este recorrido se extendió 30 minutos más, los moradores pedían que el proyecto de carretera se amplíe hasta la frontera con Loja, un sector denominado Libertad. Sin señal telefónica en este último tramo y sin señales de vida. Ahí no había nada.

Era cerca del mediodía, le había pedido a Fernando que al regresar a Salatí no acepte invitaciones a almorzar el clásico seco de pollo, mejor ir hasta Zaruma y almorzar un verdadero Tigrillo. Así se hizo y cuando nos despedíamos de las autoridades en el parque de Salatí, sonó el celular de Fernando –ya teníamos señal– y con un rostro totalmente serio me dijo:
–Javier, apúrate, tenemos que regresar a Machala, Nelly ha tenido un accidente­–
Nunca olvidaré el viaje de regreso, era como tratar de salir del infierno, no quise dejar de manejar, prefería mantenerme concentrado en ese camino de herradura que es Salatí-Portovelo, con la oculta intención de disminuir la ansiedad, pero era inútil, todas las dudas se revolcaban en mi mente, y todos los temores de que la información que le llegaba a Fernando, o que me trasmitiera, no fuese completa, me abrumaban. Pensaba en la muerte o en las consecuencias trágicas de un choque, tanto para Nelly como para los otros dos chicos que iban en la moto.
Ya en la carretera Portovelo-Piñas recibí la llamada de mi amiga Sarita y después de mis hijas, que me tranquilizaron, me aseguraban que no había peligro para Nelly, que estaba en la clínica y que la tenían que operar, Sarita llamaba continuamente, se convirtió en mi copiloto, y me  pedía que permita que Fernando maneje, pero no podía aceptar. En algún lugar de la carretera detuve el carro para llorar y gritar, y para pedirle al Señor que me permita ver a Nelly con vida después de ese largo viaje.
El doctor Larriva por fin llegó a la habitación y me dijo apurado
–Tiene que salir enseguida, voy a tratar de estabilizar a su esposa–
Me encontré solo en una sala de espera de ese piso, pidiéndoles al Señor y a la Mamá de Nelly que me permitan tenerla un poco más, que no se la lleven, que aún teníamos cosas que arreglar, no recordaba como orar, así que me dediqué a hablarle al Señor, para tratar de convencerlo. En una pared de esta sala había una imagen de Él. Horas más tarde el doctor me avisó que los signos vitales de Nelly se habían estabilizado y que la estaban llevando otra vez a cuidados intensivos. De acuerdo a lo que viví esa madrugada, Nelly se estaba yendo, y por alguna extraña razón el Señor escuchó mi súplica y permitió su regreso.
En días anteriores empezamos a arreglar las cosas para Navidad, y como faltaban luces, Nelly fue al Paseo Shopping a comprarlas, justo el día que viajé a Salatí, al salir del Shopping y tratar de cruzar la avenida una moto chocó en su puerta, iban dos chicos, el que manejaba no intentó frenar ni eludir el choque, no hubo huellas de ninguna maniobra, y al chocar salió volando de la moto directo a la cara de mi esposa, que cayó hacia el otro asiento, con la cabeza hacia el piso, ya sin conciencia alguna. El otro chico que iba en la moto, quedó inconsciente en el techo de la camioneta que por inercia atravesó la vía, en ese instante –cosa extraña– no cruzo ningún carro por el otro carril, y fue a estrellarse contra unos pilaretes de hormigón de una cerca que la detuvieron, evitando la caída  de unos 2 metros de profundidad en un terreno sin rellenar frente al Shopping.
Una ambulancia la llevó a la clínica e ingresó por emergencia, en donde la pude ver cuando por fin terminó mi viaje de Salatí a Machala, había muchos amigos que me esperaban, en la entrada me abracé con mis hijas. El golpe en la cara de Nelly la había cambiado, estaba hinchada y las huellas de los vidrios en su cara, eran evidentes, estaba inconsciente, tomé sus manos y me acerque a su oído para decirle bajito
–No te vayas, te necesito. Yo te amo–
Los doctores me explicaron que tenía tres fracturas en la mandíbula y que ya habían llamado a un especialista de Guayaquil para que la opere el sábado, había que colocarle placas de Titanio. El sábado, muy temprano en la mañana, me despertó el especialista en cirugía maxilofacial y su asistente, acababan de llegar de Guayaquil e iban a operar de inmediato, examinó a Nelly y me dijo
–Su esposa tiene la mitad de la cara paralizada–
–Noo, Dios mío! –
Era golpe tras golpe, –nadie lo había mencionado, sólo hablaban de las fracturas–, la operación demoró varias horas y relativamente fue exitosa, en lo que se refiere a la colocación de las placas, pero el impacto de la cabeza del motociclista en la cara de Nelly, había causado un daño irreparable, el nervio principal del lado izquierdo había sido cortado, afectando a la mitad de la cara, todos los nervios menores de la quijada habían quedado “sueltos” y debíamos prepararnos para una rehabilitación que podía durar varios años y sobre la cual nadie podía garantizar nada.
 Cuando le dieron de alta regresamos a la casa e iniciamos enseguida la rehabilitación, Nelly debía usar un parche como los de pirata, en el ojo bueno, para estimular el trabajo y la recuperación del ojo dañado, y por un tiempo, debía usar un bastón, pues la pierna también había sido lesionada, y tenía tendencia a ir hacia la izquierda.
Meses después decidimos que ya era hora de volver al Shopping a enfrentar los fantasmas del accidente, Nelly temblaba, la bajé del carro, y la llevé del brazo, el espectáculo debía ser impresionante, un tipo calvo y de mala facha, llevaba del brazo a una señora con un bastón y con un parche en el ojo, una fotografía hubiese sido un buen recuerdo de esa época, y la hubiese podido publicar en este blog. Muchas amigas se acercaban a Nelly lamentando la pérdida de su ojo –lo suponían por el parche que llevaba– ella les explicaba que ese era el ojo bueno, alguien debe haber pensado –si ese es el bueno cómo será el malo–.
Durante años Nelly se sometió a varios tipos de rehabilitación, probamos masajes, acupuntura, vibraciones, calor, tanto en Machala como en Guayaquil, y obtuvo un buen porcentaje de mejoría, y se acostumbró a vivir con aquella parte que no se pudo rehabilitar.
Para mí sigue siendo la misma que conocí en el verano del 73’ y con quien me casé en el 76’, dentro de poco, vamos a cumplir 37 años de casados y 40 años de enamorados, y pensamos agradecer al Señor que nos permitió seguir juntos un ratito más.