lunes, 22 de julio de 2013


Memorias de un jubilado – 08

La huelga de la Católica

Eran las tres de la mañana del jueves 29 de junio de 1972, cuando decidí retirarme de la reunión en la planta baja de la Universidad Católica, para descansar un rato en el sitio que me habían asignado, la Secretaría General, se debían custodiar todos los documentos de la Universidad, nadie podía tocar nada, la consigna era entregar las instalaciones exactamente como las habíamos encontrado, me acomodé en uno de los escritorios, pero era imposible dormir, se temía un desalojo en cualquier momento, los dirigentes estudiantiles comandados por Carlos Gutiérrez Villamar conocían que el Arzobispo de Guayaquil Monseñor Bernardino Echeverría, podía solicitar la intervención de la policía en cualquier momento, para liberar los predios universitarios que habían sido tomados por los estudiantes  y se especulaba que la mejor hora para hacerlo, era antes de que amanezca.
El ambiente era pesado, lo que estaba sucediendo resultaba inexplicable considerando los antecedentes universitarios. Paros y huelgas en la Estatal, o en la Central de Quito, eran comunes en esa época, a nadie llamaba la atención, pero en la Católica de Guayaquil, resultaba algo extraordinario, esa noche no pasó nada, ni tampoco en las siguientes noches. En la mañana me fui a Urdesa,  necesitaba un baño de agua fría, vivía como pensionista en la casa de la Sra. Julia, en Bálsamos y la Quinta, enseguida me avisaron:
–Javier, tienes que llamar a Machala enseguida, tus padres quieren hablar contigo–
Sabía que no sería nada bueno, dadas las circunstancias, y me comuniqué con un cierto temor.
Mi padre me dijo –Javier, es cierto que estás metido en esa huelga de la Universidad? –
–Si Papi, los pedidos de los estudiantes son justos y considero que se pueden conseguir, ya es hora de que la Universidad cambie–
–Te vienes a Machala inmediatamente, si no estás estudiando, te vienes a trabajar–
El espíritu revolucionario se fue a los suelos en ese instante, toda la influencia del Movimiento de París de mayo de 1968, de la Primavera de Praga, de la marcha sobre Washington, del Festival de Woodstock y el Movimiento hippie protestando contra la guerra de Vietnam, se terminaron, tenía que obedecer a mi Padre, y cambié las consignas estudiantiles  por el trabajo como ayudante en la construcción de un muro de hormigón ciclópeo en el malecón de Puerto Bolívar, junto a Autoridad Portuaria.
 –El fuerte olor del lodo en la baja marea con el sol inclemente del mediodía, sustituyó al sutil aroma de la revolución estudiantil–

Habíamos iniciado el Quinto Curso en el San José-La Salle y empezaron a llegar noticias de la vieja Europa de un movimiento estudiantil en París de 1968, en la Universidad de Nanterre, habían sido apresados ocho estudiantes, entre ellos “Dany el Rojo”, sus proclamas de disconformidad y rebeldía contra la sociedad de consumo, prendieron una llama inesperada. El 3 de mayo de 1968 debían ser juzgados por el comité universitario de disciplina, pero ese día los estudiantes se reunieron en la Plaza de la Sorbona y cambió la historia, los enfrentamientos con la policía fueron inmediatos, las organizaciones obreras se movilizaron, una huelga general fue acogida por nueve millones de trabajadores, y en una semana se paralizó totalmente el transporte público, los aeropuertos, la industria y el comercio. El presidente Charles De Gaulle no pudo manejar la situación y, –a pesar de que, nunca se llegó a plantear la toma del poder, ni una insurrección abierta contra el estado– se vio obligado a convocar a elecciones para 40 días después.
Durante dos meses, mayo y junio de 1968, cambió Francia y el movimiento se extendió por todo el mundo, y allí, en las calles de París, en las paredes, quedaron pintadas las frases que inspiraron este movimiento:
–“La barricada cierra la calle pero abre el camino” –
–“Sean realistas pidan lo imposible” –
–“Prohibido prohibir” –
–“Bajo la civilización, la playa” – al sacar los adoquines de las calles para hacer barricadas y encontrar una gruesa capa de arena.

En ese entonces  Jim Morrison (The Doors) cantaba con furia irreverente –“We want the world and we want it now” –  (“Queremos el mundo y lo queremos ahora”), en la famosa  “When the music’s  over” –que sigo escuchando en la actualidad, cuando pongo en mi carro el CD de rock clásico en mp3–. Fue encontrado muerto en la bañera de su departamento en el barrio Le Marais, París, en donde se había radicado ante el riesgo de ser condenado a prisión por los incidentes del concierto en Miami, abandonando la música para dedicarse solamente a la poesía. Era julio de 1971 y tenía sólo 27 años cuando murió, fue una víctima de las drogas. Para un universitario seguidor de la música de The Doors, resultó impactante la noticia.

Cerca de allí, el pueblo checo intentaba modificar los aspectos totalitarios que el régimen soviético imponía en sus países satélites, buscando un “socialismo con rostro humano” que permita la existencia de partidos políticos, que promueva la libertad de prensa, la libertad de expresión. El mismo jefe de gobierno Alexander Dubcek empezó las reformas, sin preguntar a los soviéticos, un proceso que fue conocido en el mundo entero como la “Primavera de Praga”.  En agosto de 1968 la URSS y las tropas del Pacto de Varsovia, respondieron a esta iniciativa, invadiendo Checoslovaquia, 500.000 soldados, 2.300 tanques y 700 aviones, aplicaron la Doctrina Brézhnev que permitía el uso de la fuerza militar en sus estados satélites.
 –El otoño llegó... la Primavera fue sepultada–
Las tropas, en número de 180.000 soldados, se quedaron hasta la disolución del imperio soviético y del Pacto de Varsovia. Años más tarde, en la década de los 80’, con Mijaíl Gorbachov en el poder, la “Doctrina Brézhnev” fue reemplaza por la “Doctrina Sinatra”  –cada país podría hacerlo a su manera, como en la canción de Sinatra “My Way”–
I have a dream” pronunció Martin Luther King Jr., en su histórico discurso ante más de 200.000 personas, frente al Monumento a Lincoln, en Washington DC, defendiendo la armonía racial, en agosto de 1963, ayudando a la aprobación de la Ley de los derechos Civiles en 1964, y a la Ley del Derecho al voto, en 1965, y participando como activista en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1964, y el 4 de abril de 1968 fue asesinado.
El 27 de enero de 1973 se firmaron los Acuerdos de Paz en París, suponían el alto al fuego, la retirada de los estadounidenses en 60 días, a cambio, la celebración de elecciones en el Sur y el intercambio de prisioneros. Estos acuerdos suponían para Estados Unidos un respiro por la gran tensión que se vivía en el país, ante el fracaso de la Guerra de Vietnam, pero la guerra continuó para los vietnamitas hasta 1975.

El Festival de Woodstock de agosto de 1969 se convirtió en el ícono de una generación de estadounidenses hastiada de las guerras y que propagaba la paz y el amor como forma de vida, gran parte de los asistentes eran hippies que estaban en contra de la guerra de Vietnam.  Jimi Hendrix tocó el himno de los Estados Unidos solamente con su guitarra eléctrica, hecho inédito en la historia de ese país, como protesta por los comportamientos bélicos del gobierno. Un año después, el 18 de septiembre de 1970, Jimi Hendrix, murió en Londres, tenía solamente 27 años, y fue otra víctima de las drogas. Y fue otra noticia impactante, sólo nos quedaban sus discos.
Al análisis de estos antecedentes, resulta comprensible que los estudiantes de la Universidad Católica, a mediados de 1970, –justo el año en que ingresé a la Universidad– obtuvieran un consenso con las autoridades para la conformación de un organismo estudiantil de cogobierno, y luego de obtener la aprobación del Estatuto de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, el 4 de diciembre de 1970 se realizaran las primeras elecciones, y el 11 de diciembre la posesión de los dirigentes ante las autoridades.
El primer Presidente de la Federación fue Nicolás Issa Obando, 1970-1971, y luego, Carlos Gutiérrez Villamar, a quien le correspondió liderar  la huelga de 1972, que tuvo como puntos básicos, los siguientes:
1.- Terminar con la potestad de la iglesia o sus representantes, para nombrar al Rector de la Universidad. 2.- Terminar con la segregación en los nombramientos de profesores, por su ideología política o por su práctica religiosa. 3.- Terminar con la organización administrativa de la Universidad, permitiendo que los representantes estudiantiles integren los Consejos Directivos de las Facultades y el Consejo Universitario.
No fue fácil pero se consiguió todo (“Sean realistas pidan lo imposible” París de 1968),  después de cinco meses de huelga, y gracias al espíritu idealista de los estudiantes y a su decisión de no claudicar, y la Universidad Católica de Guayaquil cambió para siempre, y nunca más se ha repetido una acción de huelga como la que se vivió en 1972.

Hace pocos días volví a la Universidad Católica y entré a la Secretaría General –ya no era la misma del 72’– solicité información sobre la huelga y expliqué que pensaba escribir en mi blog “Memorias de un jubilado” sobre este hecho que cambió definitivamente a la Universidad Católica, nadie me pudo dar información, no hay nada escrito me dijeron, –o aún es material clasificado pese a que han pasado más de 40 años– y lo único que obtuve fue que el Secretario General de la Universidad, Ab. Guillermo Villacrés, me reciba. Fue cordial la conversación pero imprecisa en cuanto a los motivos y resultados de la huelga, le comenté que había estado involucrado hasta que debí seguir otro camino en Puerto Bolívar, en el trabajo que me consiguió mi padre en la construcción del muro de hormigón ciclópeo. Él me dijo:
Me hubiera gustado felicitar a su Padre
Con quien si pude obtener información que confirme mis recuerdos, fue con Carlos Gutiérrez Villamar, el Presidente de la Federación de Estudiantes de la Católica en esa época, no nos conocemos, pero recordamos el idealismo revolucionario de los universitarios, y pudimos evocar los logros obtenidos por los estudiantes.
En la página web de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Guayaquil se encuentra la publicidad sobre la carrera 5K “Dog running” (corre con tu perro) o sobre el casting para elegir a la chica Cosmo 2013. En otras páginas se encuentran datos sobre la Novatada 2013, incluyendo videos sobre perreo, camisetas mojadas con cerveza y senos al descubierto,  pero lamentablemente no he podido encontrar datos sobre la huelga de 1972 que cambió la historia de la Católica, pero que, en los actuales momentos, parecería que nunca sucedió.

Cuando llegué a Machala, los primeros días de julio de 1972, sentía una extraña sensación por abandonar una causa que en ese tiempo se consideró justa, y que desde luego afectó, a las autoridades de la iglesia que conformaban el Cuerpo Gubernativo de la Universidad, pero el trabajo aplacó al sentimiento, pues se trataba de una práctica para mi carrera que debía aprovechar, y el hecho de volver a mi casa, con mi familia, y a la calle con mis amigos, mitigó cualquier espíritu revolucionario que hubiera podido existir.
El movimiento de París de 1968, la Primavera de Praga, el movimiento hippie contra la guerra de Vietnam, ejercieron una poderosa influencia en los jóvenes de esa época, las imágenes cinematográficas de cada uno de estos acontecimientos perduran en el tiempo, y me entusiasman cada vez que las veo, pero la practicidad de lo cuotidiano se impone en los diferentes aspectos de la vida, y por eso volví a la universidad cuando terminó la huelga para seguir con mi carrera de Ingeniería Civil y para seguir con mi vida, dejando algunos idealismos revolucionarios a un costado del camino, retirando de la pared de mi cuarto el poster del Che Guevara, para tirarlo al tacho de la basura antes de volver a Guayaquil, y dejando solamente el poster de Jane Fonda desnuda, sentada en una playa solitaria esperando mi regreso.

*Algunos datos han sido confirmados con Wikipedia y con el libro “50 historias” de Jorge Ortiz.

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